Tírale a la luna 🚀y avanza poco a poco: segmenta tus metas.

“El peligro no radica en establecer un objetivo demasiado alto y no alcanzarlo, sino en establecer uno demasiado bajo y lograrlo”. Miguel Ángel.

La idea de del plantear objetivos, al menos en el mundo empresarial, comenzó a finales del siglo XIX con el padre de la Administración Científica Frederick Taylor, quien resaltó la importancia de formular hipótesis para mejorar lo que hacemos; luego a mediados del siglo pasado, un nuevo padre de la Administración, Peter Drucker, propuso la Gestión por Objetivos como un marco para potenciar el rendimiento a partir del trazo y monitoreo de metas relevantes; más adelante, en los setentas, el líder de Intel Andy Grove propuso el establecimiento de OKRs, objetivos y resultados clave por sus siglas en inglés, para él había que hacer hipótesis y objetivos pero enfatizó la importancia de fragmentarlos como forma de alcanzar progresivamente metas ambiciosas.

¿Cómo estás proyectando tus objetivos?

Para que los sueños se cumplan lo primero que debemos hacer es convertirlos en objetivos, lo cual consiste en ponerlos por escrito, asignarles un plazo, asegurar que sean pocos (idealmente no más de cinco) y desde luego trabajar duro en su consecución, aquí tres sugerencias adicionales para te vaya mejor al trazarlos:

  • Tírale a la luna: si vas a pensar en algo, piensa en algo grande; lo que sea que te propongas costará trabajo, haz que la recompensa justifique todo el esfuerzo. Jim Collins acuñó el término de metas grandes, audaces y peludas para referir los objetivos ambiciosos, lo que quiso decir específicamente con peludas es que si lo que proyectas no te causa un poco de miedo, no te hace dudar que quizá no lo logres, no estás saliendo lo suficiente de tu zona de confort. Un objetivo difícil puede desmotivarte, pero uno fácil también. Desafíate, existe evidencia de que las metas difíciles producen un mejor desempeño.

  • Divide la meta: traza objetivos ambiciosos y luego segméntalos en varios resultados esperados que tengan una probabilidad razonable de obtenerse, piensa en hitos o logros que, acumulados, te acerquen a tu gran meta; pregúntate qué quieres lograr en los próximos 12 meses y luego define lo que debes lograr cada mes o trimestre.

  • Monitorea: si actuar es la clave, evaluar es la clave de la clave; establece ciclos cortos de comprobación y ajuste, revisa lo que estás logrando, así evitarás evitas caer en activitis y en la trampa de considerar a las tareas como fines cuando solo son medios. Ninguna meta tiene sentido si no se evalúa, este será siempre el paso hacia la mejora constante de tu desempeño.

A las personas nos gusta soñar, pero no siempre planear y definitivamente muy poco se nos da medir nuestro avance hacia eso que soñamos o queremos.

Proyecta, mide y trabaja diligente e inteligentemente; jamás tendrás claridad absoluta sobre lo que viene, no has estado en el futuro, no puedes saber cómo será, pero puedes suponer algo valioso y luego confiar en tus capacidades para modelarlo, y si no tienes todo lo que necesitas para ello, tampoco te preocupes, proyecta de cualquier forma, como dice el empresario brasileño Carlos Brito ex-Director de AB InBev, una meta óptima se traza entendiendo como lograr el 80 por ciento y trabajando y estando alerta para aprender el otro 20 en el camino.

Mira al futuro con optimismo, ciertamente la hemos pasado mal estos últimos meses pero debemos creer y crear algo bueno, y grande, pensar en pequeño es una profecía auto-cumplida, tírale a la luna, define resultados intermedios que puedas lograr progresivamente y mide tu avance, ajustando y aprendiendo, hazlo con Maestría.

 

Fe y oficio.

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