¿Cómo leen los directores? 2+3 sugerencias para leer mucho mejor 📚💥.

Lo que sea que quieras dominar, en mucho tendrá que ver con leer, así que entre más eficientemente lo hagas, más aprenderás.

Leer duele, incomoda, es algo que no es natural, pero es un gran actividad artificial en nuestra historia y en nuestro futuro, hazla bien.

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Hay dos pautas comunes que como profesional debes considerar al leer:

  • La primera es tener un propósito: no leas por leer, define lo que quieres obtener de un texto y así tu mente se concentrará en buscar y capturar las ideas principales, irá directo al grano, es el mismo condicionamiento con el que programas inconscientemente a tu cerebro cuando quieres comprar un tipo de auto y de pronto ves solo los de ese tipo en las calles. Si tienes una idea de lo que buscas, podrás incluso ir más rápido en tu lectura pues no te detendrás en cada palabra sino irás tras los conceptos que te serán útiles. Considera que no todo lo que leerás será valioso. Mortimer Adler, en su libro Cómo leer un libro, distingue cuatro niveles de lectura: elemental, solo leer; inspeccional: comprender la esencia aunque sin asimilar la totalidad de la lectura; analítico, propiamente digerir la lectura, resaltar y subrayar puntos; y sintópico: ir por más libros que enriquezcan el que lees; aunque los dos últimos niveles claramente son fundamentales para comprender un fenómeno, en la práctica profesional diaria con que enfoques el segundo ganarás: identifica y comprende la esencia en el texto. Ve por ideas, no por palabras.

  • Lo segundo es reflexionar: leer no debe ser jamás una absorción pasiva de información, cuesta tanto trabajo que sería un desperdicio; ten siempre algo en qué tomar notas mientras lees o simplemente subraya los conceptos clave y luego, lo más importante, repásalos, no aprendes con la lectura sino con la reflexión; siempre reflexiona, encontrarás conexiones nuevas entre las ideas y otras que no habías considerado. Los libros son una maravilla pero no te quedes con la presunción generalizada de que si algo está escrito en un libro es verdad, desafía al autor, plantea preguntas e incluso objeciones, enriquece tu pensamiento crítico, reflexiona.

Habiendo planteado tu propósito de lectura y comprometiéndote a reflexionar mientras y cuando la termines, adopta estos tres hacks para una lectura eficiente y eficaz:

  • Salta, ve al punto. No te detengas en palabras o párrafos innecesarios, repetitivos o de relleno. Peter Hollins, en su libro la ciencia del auto-aprendizaje, (2021:991) sugiere que omitas conjunciones o artículos porque no dan el sentido a la oración, cuando lees ayer fui al veterinario porque mi gato estaba enfermo, las palabras clave son ayer, veterinario, gato y enfermo, las otras no. José Vergara, por su parte, en su libro Cómo Doblar tu Velocidad de Lectura, asegura que (2014:837) “el objetivo no es leer el cien por ciento de las palabras en el texto, es extraer la información relevante”; piénsalo así: jamás recordarás todo lo que lees, calidad de lectura es mejor que cantidad, omite lo que no aporte a tus objetivos, sáltalo y, muy importante, no vuelvas hacia atrás: a menos que quieras comprender mejor una idea, no regreses en las líneas, aunque no lo creas, en la mayoría de los casos, el concepto que buscas volverá a tocarse en las siguientes líneas del texto que lees.

  • Amplía tu visión: no leas palabra por palabra. Leer no es solo un ejercicio mental sino también físico, tus ojos se mueven entre las líneas y cada movimiento representa un gasto de energía pues tu vista debe re-enfocarse cada vez, entrena a tus ojos para que se muevan menos, haz que se deslicen absorbiendo al mismo tiempo de 3 a 5 palabras cada vez, sitúa tu lectura a unos 30 centímetros de tus ojos, así ampliarás la cantidad de palabras que podrás ver al mismo tiempo; algo que puede ayudarte mucho es usar un puntero, un señalador, puede ser tu dedo o una pluma, servirá de guía para que tus ojos se concentren en el renglón en turno y evitará desperdiciar energía yendo al contexto, además, considera leer desde la segunda o tercera palabra desde la izquierda y detenerte en la segunda o tercera antes de llegar al final de la línea, tu cerebro con la práctica completará el resto.

  • Finalmente, no vocalices: es muy útil leer en voz alta para asimilar mejor las ideas, el oído recupera lo que a la vista se le fue, pero cuando de ir al punto se trata, vocalizar o incluso la voz mental que repite cada palabra en tu cabeza te retrasará, hablas más lento de lo que piensas, en esencia no necesitas pronunciar las palabras, tu cerebro las asimila en el momento en que las ve. ¿Conviene leer rápido? De alguna manera sí, la información es poder y cada vez hay más alrededor disponible, conviene ser eficientes en nuestra lectura, llegar al punto con menos esfuerzo; para David Daniels, en su libro comprensión de lectura rápida, (2015:15) “el lector promedio lee un libro en aproximadamente dos semanas (o menos)”, ¿cómo andas tú?

A menos que te estés preparando para un examen de esos que afortunadamente acostumbramos menos y que solo sirven para ver si recordamos algo sin preocuparnos de su aplicabilidad, te vendrá bien ser eficiente en tus lecturas.

Sitúate en un lugar adecuado, iluminado, tranquilo y sin distracciones, ayuda mucho que no leas cansado ni con fondo de música con letra; para el célebre consultor John Maxwell: “tu capacidad de aprendizaje está proporcionalmente relacionada con la capacidad de permanecer sentado confortablemente”; leer no es algo que puedas hacer mientras haces otra cosa, si no estás concentrado solo perderás el tiempo.

Muchos crecimos bromeando con nuestros maestros diciendo que leeríamos algo cuando saliera en película, hoy tenemos recursos infinitos en video, aún así, afortunadamente sigue existiendo gente que comparte grandes ideas a través de sus libros.

Elige la herramienta que quieras, si eliges la lectura, no tendrás desperdicio, lo único que te decepcionará si acaso será tu capacidad para terminar más, pero en eso ya estás trabajando.

Haz tu lectura eficiente, aprende más, cada día, hazlo con Maestría.

 

Fe y oficio.

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