Acompaña a un emprendedor y crece tú también: sé un mentor. 🪁

Todos estamos en un viaje constante de aprendizaje, y en él, el papel que juegan otras personas puede tener un gran impacto en nuestro desarrollo.

La educación es la columna vertebral para el crecimiento de cualquiera, podrá no gustarte la escuela como sistema educativo pero necesitas uno que te ayude a consolidar tus habilidades y enriquecer tus conocimientos para avanzar.

Hay muchas maneras de aprender y una de las que más aceleran el aprendizaje es enseñar.

Conviértete en un mentor.

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El aprendizaje se construye socialmente, en especial cuando discutimos, cuando intercambiamos ideas y las encajamos en las que ya tenemos, así creamos nuevos significados, nuevas perspectivas y de vez en cuando nuevos proyectos.

Leer, ver documentales, asistir a una conferencia, hay muchas maneras de estimular nuestra mente pero pocas reducen tan drásticamente nuestra curva de aprendizaje como la posibilidad de interactuar con alguien adelantado en el camino por el que vamos.

Si has tenido la fortuna de tener un mentor, sabrás del valor que representa su acompañamiento.

En países latinoamericanos no es algo común la mentoría, quizás porque para empezar no somos buenos para confiar entre nosotros, solemos creer que hablar de nuestras ideas hará que nos las roben, que hablar de nuestros sentimientos le dará ventaja a los demás sobre nosotros; nuestra cultura no nos ayuda cuando de aprender por contagio se trata, nos hemos ido haciendo más pobres porque no construimos comunidad, porque las ideas no fluyen, porque no nos aliamos y más bien nos aislamos… acabemos con eso, de manera simple: convirtámonos en mentores de quienes lo necesiten.

Un mentor es un tipo de acompañante sabio, alguien generosamente dispuesto a ayudar a resolver dudas por su experiencia previa. Todos podemos ser uno, basta con que estemos adelantados en el viaje que alguien más esté iniciando y estar abiertos y dispuestos a ayudarle.

Interésate, lo que debes hacer esencialmente son tres cosas:

  • Escucha con empatía: compartir experiencias y hacer preguntas que detonen discusión es clave pero a veces con solo escuchar es suficiente para que tu aprendiz esté listo para seguir adelante; sé sensible a sus inquietudes y respeta sus puntos de vista, no juzgues ni apliques tus experiencias como un estándar inamovible; mantente presente y establece un espacio seguro: haz que tu aprendiz se sienta cómodo compartiendo sus ideas, una forma elemental de hacerlo es que tú también compartas las tuyas.

  • Sé entusiasta pero honesto: debes ser positivo, especialmente porque tu aprendiz quizás carezca de confianza; sé una caja de resonancia de sus ideas pero no dejes de ser el adulto en la sala: sé honesto y directo, di lo que piensas; todo emprendedor es por naturaleza optimista, ayúdalo a aterrizar sus ideas sin sacrificarlas… a menos que eso justamente sea lo que deba hacer según tu opinión, díselo así.

  • Promueve la acción: invítalo a que aplique lo aprendido, que sitúe sus nuevas perspectivas en la realidad y da seguimiento a sus avances. Queda fuera de tu responsabilidad pensar o decidir por él o ella, deja en claro que estás dispuesto a ayudarle a ayudarse a sí mismo. No se espera que tengas las respuestas, se espera que tengas las preguntas y le ayudes a aclarar e incluso cuestionar sus ideas, dirígelo a pensar y encontrar nuevos caminos.

 La mentoría implica trabajo y puede que no siempre sea apreciado, aún así, arriésgate, te beneficiarás mucho, afianzarás tu conocimiento al explicar los conceptos que tienes en la cabeza, mejorarás tus habilidades de comunicación, enriquecerás tu pensamiento crítico al analizar posturas diferentes y ayudar a tomar decisiones, y fortalecerás tus capacidades de innovación al estar en contacto con muchas buenas ideas, quien dice que no te inviten a formar parte de alguna de ellas. Por donde lo veas, es un enorme ganar-ganar.

Ser mentor te coloca en una posición de responsabilidad, no de poder, no eres mejor ni más importante, no eres el jefe ni tienes la verdad absoluta, simplemente te tocó estar adelante en el viaje, capitalizar lo que fuiste aprendiendo y ahora compartirlo, hay quien se convierte en mentor para dar a otros lo que deseaba para sí, quizá tú tengas una postura así de generosa.

Mientras sigues creciendo, ayuda a cerrar una brecha importante entre tu aprendiz y lo que debió aprender, entre lo que es hoy y todo lo que puede ser, ayúdalo a convertirse en algo que tú de alguna manera ya eres.

Un mentor crea puentes y acompaña en la transición para cruzarlos, modela buenos comportamientos y entonces buenas personas, hazlo con Maestría.

 

Fe y oficio.

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