Fomenta el disenso en tu equipo, solo así podrás reunir las diversas perspectivas que necesitas para tomar mejores decisiones. Ten el valor y la humildad de entablar debates a propósito, en especial cuando enfrentes problemas críticos.

En la Dirección no deberías decidir solo, sino más bien alimentar tu juicio con las ideas de tu equipo, desde luego te expones a que te contradigan o al menos a que te cuestionen o a perder algo de tiempo revisando otra vez algo para lo que crees ya tener una solución, pero no exponerte a eso, sumado al hecho de que tu equipo se guarde buenas opiniones solo para evitar ponerte mal, hará que al final tu liderazgo se socave, se afecte la cohesión del equipo y, lo peor, que sigas pensando y decidiendo igual que siempre.

Como dice el escritor Simon Sinek, tu papel en la Dirección no es proponer todas las ideas sino crear el entorno en el que éstas puedan surgir; crea ese espacio, organiza reuniones productivas en las que haya comunicación franca e incluso disenso, cuando las hagas procura no ser el primero que hable, tus opiniones podrían tener un peso excesivo y sofocar la discusión, más bien escucha primero abierta y activamente y con una curiosidad genuina las posturas de los demás, evita entrar a la sala dando por sentado que dominas la única solución posible, entra sin creer que los demás están pensando lo mismo que tú y mucho menos creyendo que estarán de acuerdo con todo lo que digas, mejor abre la discusión, haz que las ideas fluyan y toma muy en cuenta a los detractores, sus opiniones siempre mejoran la calidad de la decisión final pues suelen traer a la mesa ángulos que quizá solo tu competencia ha considerado, te será difícil escucharlos pero mientras lleguen con opiniones informadas, bien argumentadas y mantengan el respeto, te conviene hacer a un lado tu ego y tratar sus comentarios como datos útiles.

En vez de atrincherarte en tus ideas conecta con las de los demás, la historia humana ha demostrado que en las interacciones, especialmente las divergentes, aparecen cosas buenas que nadie esperaba, así pasó en la Florencia del siglo XV donde se gestó el Renacimiento porque la familia Médici puso en un mismo lugar a distintos creadores de artes y ciencias, y así pasará en tu organización al permitir y fomentar que tu equipo pueda disentir.

Crea un espacio en el que tu gente sienta que puede asumir el riesgo de aportar ideas y que vea que puede salir de la sala entera y respetada.

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Sé un líder de mentalidad abierta capaz de atraer personas inteligentes y luego dejar que se expresen. Crea procesos de pensamiento colectivo frecuentemente, así resolverás retos difíciles, desbloquearás ideas ocultas en tu organización y darás forma a un equipo más integrado.

Nada de eso sucederá por casualidad sino por un ejercicio deliberado, intencional, hazlo con Maestría.

Fe y oficio.

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