La señora reparte su riqueza 💪
Un ensayo breve a favor de la dinámica empresarial.
El mundo hoy refleja una inclinación a pensar, otra vez, en una especie de socialismo-comunismo donde la riqueza se reparta, pero no muchos se detienen a pensar en principio de qué riqueza a repartir hablamos, cómo se genera y quién debe repartirla.
Claramente el capitalismo tiene la oportunidad de redefinirse. Tener ganancias ya no es suficiente, hay que ganarlas bien y haciendo el bien, la riqueza por sí misma ya no es una buena definición de éxito, en todo eso estamos de acuerdo, pero eso no alcanza para alentar una cruzada contra la gente que hace dinero ni contra las empresas en general.
Un Estado podrá repartir la riqueza generada por los impuestos derivados de permitirle a sus ciudadanos trabajar y generar riqueza en su país, o por las ganancias de las materias primas que explota el país que administra, pero un Estado no genera riqueza, lo que sí la genera desde siempre en todo el mundo es cada unidad económica levantada por personas valientes.
Cuando una señora decide vender algo, suele beneficiar a quienes emplea, a proveedores con sus compras y a la comunidad con sus servicios, ella genera riqueza, y la reparte. Si le va bien, que ojalá que sí, ¿por qué se le debería ver mal que construyera el segundo piso de su casa con sus ganancias?
Necesitamos más personas así, necesitamos más unidades económicas y potenciar el crecimiento de las que ya tenemos, desafortunadamente hoy, esa posibilidad en México está más difícil que antes, y no porque haya mejor competencia o más tecnología que asimilar, sino por la inseguridad, las extorsiones y por alguna muy extraña razón, por un ataque constante del propio Gobierno y de mucha gente resentida porque desde hace décadas el país no avanza y en sus bolsillos eso se nota. Somos un país feliz como demuestran algunos estudios serios, pero pobre, y eso no debería tenernos contentos.
La pobreza es desde luego un fenómeno social, pero comienza como un fenómeno económico que solo resolveremos si cada uno aprendemos a pescar y pescamos.
¿Cuánto gana una empresa promedio? Al preguntar esto nos hemos topado con múltiples apuestas, las más comunes: 80 por ciento, 100 por ciento, nada más lejos de la realidad. Si Tuviéramos el poder de ver todas las empresas del mundo, de todos los tamaños y sectores, sumar sus ganancias en función de sus ingresos y obtener un promedio, veríamos que no obtienen en promedio más del 10 o 15 por ciento; promedio quiere decir que desde luego hay excepciones, empresas que ganan más y qué bueno porque todo emprendedor paga por trabajar, para iniciar arriesga su capital a fin de demostrar que su apuesta por su futuro que quiere es correcta; a veces gana, a veces cierra.
Lo que puedes asegurar en todos los casos, es que la utilidad es proporcionalmente (y mucho) más baja que lo que cada negocio reparte. La utilidad mundial de Walmart ha sido del 1 por ciento mundial, la de Coca Cola del 3, la gran pregunta es ¿por qué a la caja de la señora de la tienda entran cien y ella se queda al final del día con menos de 10 para ella? ¿por qué no se queda con todo? porque si no el negocio se acaba, a fin de que siga ella debe aceptar repartir su riqueza generada entre empleados, proveedores, impuestos y sí, los malditos extorsionadores, así es el trato pero los socialistas trasnochados no lo entenderán jamás. En el mundo real, para tener derecho a 10, debes aceptar repartir 90. Esa señora reparte la riqueza que genera, no el Estado, ella. Eso es impacto social
¿Qué más deberíamos pedirle si no que nos permita acompañarle en el esfuerzo y hacer todo para que continúe?
No vamos a cambiar como país. Seguiremos siendo una economía emergente, porque el diseño económico del país entero es así desde hace décadas: atraemos inversiones y capitales entregando terrenos y sacrificando nuestro ingreso general a cambio de tener en qué trabajar. Somos maquiladores, no está mal, siempre y cuando siga habiendo espacio para la señora de la tienda, tú y yo, tengamos la libertad, y ojalá las condiciones, para arriesgar y construir nuestra propia versión de país.
Lo último que resuelve el dinero es la pobreza y la última prioridad que un profesional podría poner en su lista es el dinero, se va a frustrar. El dinero es una herramienta, sirve para hacer que las cosas sucedan y maldita sea hay que hacer que buenas cosas pasen ya en nuestra región.
A medida que la innovación tecnológica acelera la transformación en todos los ámbitos, quienes desarrollen competencias para generar soluciones y articular iniciativas empresariales (un doctor, un abogado, un comerciante, por ejemplo) estarán mejor posicionados para crecer y generar riqueza, a repartir, pero sobre todo a compartir.
Teodoro Schultz, Nobel de Economía, decía que “los agentes económicos, rompen la rutina y proceden a re-distribuir su propio tiempo y sus otros recursos cuando perciben que vale la pena hacerlo”. La gente se seguirá convirtiendo (afortunadamente) en “individuos-empresa” que detonarán oportunidades para aportar valor; Thomas Frey, reconocido futurólogo, le llama a ésto “el imperio de uno”, y es que internet ha propiciado el surgimiento de una nueva clase de profesional, uno que desde su silla comercializa productos en línea, los fabrica en China y los envía a un centro de distribución en EU para venderlo a otros países, y por si la mente de tu amigo comunista pasara la idea de que eso lo hace menos mexicano, dile que no, lo hace un mexicano global.
En el viejo mundo, crear riqueza requería de mucha infraestructura y decenas de trabajadores, en el nuevo mundo, basado en conocimientos, sin mediadores, con intercambios fluidos y ávido de soluciones, ya no. Hoy todos tenemos la posibilidad de crear valor y ganar en un mundo más amplio, creado por cada uno.
Innova, arriesga, construye inteligentemente una unidad económica, será para ti es un poderoso vehículo de progreso y la mayor defensa contra el estancamiento, y será un gran ejemplo para los que te seguiremos.
Las empresas son una fuerza para hacer el bien.
Si por ahí ves a alguien que esté iniciando algo, que esté detrás de su mostrador ya, agradécele mucho y dale buena vibra, nos hace mucho bien que le vaya bien.
Fe y oficio.
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