Crece con Maestría

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El efecto Dunning-Kruger: no te creas todo lo que piensas 😉.

En los noventas, McArthur Wheeler de 44 años robó dos bancos en un mismo día, lo hizo con la confianza de no ser identificado por las cámaras y no porque trajera máscara, sino porque traía jugo de limón en la cara, Wheeler sabía que puedes hacer un tipo de tinta invisible con limón y luego hacer visible lo que escribiste acercando el papel a una fuente de calor, su mente creativa le hizo pensar que ese mismo efecto podía pasar con su rostro, para probar su hipótesis se untó Limón en la cara y se tomó una foto instantánea, para buena o mala fortuna, la foto salió velada con lo cual confirmó su teoría, no dudó al respecto, no pasó por su mente que quizá la cámara o la película pudieran haber fallado, simplemente tomó como cierto lo que vio una vez y se puso en acción; obviamente lo atraparon el mismo día, lo curioso es que Wheeler no dejaba de preguntarse en voz alta por qué su proyecto no había funcionado, no solo creía que funcionaría, estaba seguro de ello… ¿cómo alguien puede estar tan ciego a su incompetencia?

Decía Chris Argyris, profesor emérito de Harvard y reconocido autor en múltiples temas, entre ellos de aprendizaje, (2008:23) que todos tenemos una teoría de la acción, un conjunto de reglas mentales que usamos para justificar nuestro comportamiento, el problema, como sugiere Argyris (2008:24), es que actuamos consistentemente de manera inconsistente, no notamos la posible contradicción entre la forma en que pensamos que actuamos y la forma en que realmente lo hacemos, ¿cómo notarla? y ¿cómo sabemos además qué actuamos como se espera que lo hagamos? Podríamos demostrarlo, o preguntar a los demás o auto evaluarnos, pero a veces solo nos bloqueamos padeciendo el efecto Dunning-Kruger.

La inverosímil hazaña de Wheeler y su cara enlimonada, sirvió para que dos psicólogos sociales de la Universidad de Cornell, David Dunning y Justin Kruger, decidieran hacer un estudio sobre los daños que origina la incompetencia cuando no la reconocemos, se preguntaron si podría ser que la propia incompetencia nos volviera inconscientes de tal incompetencia, entonces encuestaron a muchos estudiantes sobre cuál consideraban era su grado de competencia en áreas como la gramática o el razonamiento lógico, y luego los hicieron responder un test para comprobar la competencia real, la conclusión de Dunning y Kruger fue categórica: cuanto menos competente eres en una tarea, más probable será que infles tu percepción de competencia y menos consciente serás de que la estás inflando, paradójicamente, cuando más competente seas en algo, más infravalorarás esa habilidad e igualmente poco consciente serás de que lo estás haciendo.

Decía Darwin que la ignorancia engendra más confianza que el propio conocimiento, Rusell lo decía un poco más claro: el problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas. Lo ves siempre, quienes más saben, suelen dudar de sus pensamientos y argumentos, mientras que quienes menos saben, con frecuencia no dudan ni un poco y dan respuestas categóricas.

Los competentes padecen también un efecto de falso consenso, creen que todos tienen su mismo nivel, les salen las cosas bien tan frecuentemente o incluso tan fácil que minusvaloran lo que saben y lo que hacen; por su parte, los incompetentes no sólo no ven su incompetencia, tampoco valoran la competencia de los demás, cuando ven que las cosas no salieron como esperaban, como pasar inadvertidos con jugo de limón en la cara por ejemplo, no entienden la razón de su fracaso y culpan a los demás o a la mala suerte, suelen ser soberbios y sentirse permanentemente dueños de la verdad, su aparente certeza inhabilita su pensamiento crítico y la argumentación racional.

Si replicas el estudio de Dunning y Kruger verás una gráfica muy sencilla, solo ubica el conocimiento o habilidad real en el eje horizontal y la confianza en lo que piensas o sabes hacer en el vertical, encontrarás un pico de datos entre tus encuestados teniendo certeza de lo que hablan pero poco sustento, luego, notarás que quienes más saben menos certeza tienen de ello, lo cual es bueno, están abiertos a las posibilidades de más información que les ayude a tener mejor conocimiento y habilidades, finalmente verás quienes más saben, poco a poco con la práctica también tienen más certeza.

Dicen los comunicólogos que vivimos en la post-verdad, y así es, últimamente estamos expuestos a mucha información falsa, hay mucha gente con micrófono que habla sin saber algo a fondo pero lo dice con tal certeza que a veces los demás le creen; cuestiónalos y cuestiona tus ideas también, ten curiosidad intelectual, ten dudas y ten la apertura para aprender y para verificar lo que sabes, quizá eso que dominas fue útil y adecuado en otro tiempo y en otro contexto, quizá ya no.

Si infravaloras tus habilidades deja de hacerlo, hay algo que haces muy bien, no dejes engañarte si te resulta fácil, eso pasa porque eres singular y/o has cultivado con práctica y esfuerzo tu habilidad; no eres promedio en algo en específico, hay algo en lo que eres superior, hazlo valer.

Tu mente es una maravilla, pero no te creas todo lo que piensas, las destrezas para hacer algo bien son las mismas para evaluar que lo haces bien, así, si tu ortografía es mala, tu conocimiento para detectar que lo es, está ausente; que no te pase, evalúate, aprende, ponte a prueba, cuestiona tus pensamientos, actualízate, hazlo con maestría.

Fe y oficio.

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