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No se necesita dinero para hacer o crecer un negocio, se necesitan clientes y una estrategia para atraerlos consistentemente.
Aún así, muchos emprendedores siguen yendo a buscar inversionistas sin antes confirmar que tengan en sus manos un vehículo que pueda multiplicar el capital que reciba.
Si vas a buscar dinero de terceros, revisa no solo tener un buen producto o servicio sino sobre todo un buen negocio proyectado, especialmente uno que cuente con más de una forma de obtener ingresos, si piensas vender en línea piensa también cómo hacerlo en mostrador o a domicilio, si proyectas vender a hospitales analiza cómo hacerlo también a hoteles, o si quieres vender algo en bultos quizá puedas entregar una versión en bolsas para otro mercado, crea más de un modelo de ganancias, comprueba que funciona y entonces sí ve a buscar inversión.
Ya en este punto te conviene confirmar si realmente es inversión lo que necesitas, quizá un préstamo que sólo exige un retorno a alguna tasa de interés sea una mejor opción, o si haces bien tus proyecciones quizá descubras que con tus propios flujos podrías patrocinar tu crecimiento, si al final de tu análisis decides ir por un inversionista, busca uno que te aporte dinero inteligente, ese que viene con consejo y ayuda para abrir puertas.
Y asegúrate de entender sus expectativas, él/ella podrían estar pensando en que tu empresa debe venderse en el futuro, lo cual es lo normal, pero podría ser que tú no compartas esa visión, o tal vez tú quieres ir a nuevos mercados pero tu nuevo/a socio/a quiere que te mantengas en el actual, tener intereses alineados es clave no solo para evitar problemas sino para concentrar el esfuerzo compartido.
Una empresa vale por sus activos pero sobre todo por sus flujos de efectivo procedentes de clientes actuales y futuros, asegúrate de múltiples formas de atraer a éstos últimos, así te será más fácil obtener su dinero y, por consecuencia, el de terceros que quieran compartir tu éxito.
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Una última sugerencia, los inversionistas invierten en el jinete y no en el caballo, lo cual quiere decir que tu mercado y tus diversos modelos de ganancias pueden hacerles sentido pero ellos saben que en la realidad todo funcionará si y sólo si tú estás ahí para entregar lo que prometes, la energía emprendedora que hipnotiza a todos al escuchar tu pitch se acaba pronto, ocupas evidenciar pila pero sobre todo estamina para medianamente garantizar que seguirás de pie cuando las cosas se ponen feas, y se pondrán.
El mayor capital que ocupas está en ti, disponte a trabajar duro para multiplicar beneficios para tus clientes y para tus posibles inversionistas, hazlo con Maestría.
Fe y oficio.
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