En las organizaciones seguimos padeciendo una lucha generacional donde quienes tenemos más tiempo trabajando decimos que los millennials o centennials no se comprometen igual, lo cual tiene algo de verdad pero no tomamos en cuenta que todas las generaciones hemos padecido un reproche similar.

En 1929, cuando se dio la Gran Depresión, se perdió estabilidad económica y muchos empleos en el mundo, vendría luego la segunda guerra mundial y en las décadas entre un evento y el otro la gente haría muchos sacrificios para seguir adelante, eso haría que esa generación fuera reconocida como la más Grande; terminada la guerra, el mundo querría vivir otra vez y nacerían un montón de bebés por todos lados, y esos baby boomers ya no crecerían con las carencias de sus predecesores sino que harían su vida en torno a la libertad, el ocio y la abundancia que aquellos les legaron; como dice el célebre autor Simon Sinek en su libro comienza con el porqué (2017, p.299), los baby boomers se interesarían más en su propia felicidad y se convertirían en los amantes del yo primero; proporciones guardadas, ese es un reproche muy parecido al que hacemos hoy a las nuevas generaciones.

Dejemos de quejarnos de nuestras diferencias pues al parecer no lo son tanto y construyamos juntos un entorno favorable en el que quepamos todos.

Si hoy eres un baby boomer o un x y estás trabajando, contribuye, y si eres un millenial, centennial o pandemial, contribuye también; los primeros ya tenemos un tiempo aquí entendiendo de qué se trata el mundo laboral o emprendedor, si eres de los segundos adopta un poco de humildad y toma consejo de los primeros o sigue las reglas que Bill Gates, fundador de Microsoft, compartió hace algún tiempo, podrían ayudarte a avanzar con menos contratiempos en el entorno productivo:

Uno, la vida no es justa y debes acostumbrarte a ello; dos, el mundo esperará que logres algo antes de que te sientas bien contigo mismo; tres, no ganarás 40 mil dólares mensuales justo después de haber salido de la escuela ni serás vicepresidente hasta que te lo ganes; cuatro, dedicarte a hacer hamburguesas no te quita dignidad, tus abuelos lo llamaban oportunidad; cinco, no llores por tus errores, mejor aprende de ellos; seis, antes de que nacieras, tus papás no eran tan aburridos, empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escucharte hablar de lo buena onda que eres; siete, en la escuela pudo haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores pero en la vida real no; ocho, las redes sociales no son la vida real, en la vida real la gente debe ir a trabajar.

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El mundo no nos debe nada, ya estaba aquí antes de que llegáramos, hagamos nuestra mayor contribución independientemente del año en que nacimos, hagámoslo con Maestría.

Fe y oficio.

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